lunes, 4 de febrero de 2008

Capítulo 1

La televisión se encendió de golpe, llenando la habitación con la voz monótona del telediario mientras el gran ventanal, que ocupaba gran parte de la pared, volvió a dejar pasar la tenue luz solar de la mañana. Duna gruñó moviéndose lentamente encima de la cama, levantándose finalmente a regañadientes. Iba completamente desnuda y no cubrió su cuerpo cuando oyó que la puerta de la gran habitación se abría.

Regina llevaba una bandeja con dos vasos de café con leche, tostadas con mantequilla y mermelada y un bocadillo de pan tierno envuelto. Duna sonrió al verla y se encaminó hacia el ventanal, observando la gran vista que ofrecía, pues estaban en uno de los edificios más altos de la ciudad. Sin duda, Draria era realmente una ciudad espléndida. Vivían más de ocho millones de personas y su diversidad étnica era un factor siempre constante, a parte, claro, del gran nivel tecnológico de la ciudad.

La habitación hacía la función de dormitorio y sala de estar, recordando a un apartamento tipo loft. Los muebles estaban construidos con madera oscura de muy buena calidad y había elementos decorativos muy modernos y bien distribuidos. Duna siempre decía que aquel lugar parecía una habitación de exposición de una tienda de muebles. Había dos puertas, una que daba a un gran baño muy lujoso, mientras que la otra daba al despacho del director de la gran empresa de telecomunicaciones que ocupaba casi todos los ochenta pisos del edificio.

Duna se vistió con rapidez y ambas muchachas desayunaron mientras escuchaban las noticias. Regina aparentaba unos treinta y dos años, quizá alguno menos. Tenía la piel fina y cuidada, las manos rechonchas y cálidas, y los ojos, a pesar de ser de raza negra, los tenía de un gris muy claro. Era ciega. Duna aparentaba unos veintidós, era de constitución atlética y de carácter agradable y paciente, siempre con una leve sonrisa misteriosa en el rostro.

Las mañanas traían grandes atascos en las calles de la ciudad, a pesar de tener numerosos carriles en las zonas de más tráfico, por eso, muchos se movían con la extensa red de transporte público y los que optaban por lo particular solían escoger la moto. En uno de esos embotellamientos se encontraba Duna tras dejar el edificio de negocios. Lucía una moto de estilo deportivo de color negro con motivos rojos oscuros y se dedicaba a serpentear los coches parados. Cuando no pudo avanzar más, se acomodó en su asiento mientras se colocaba bien el casco. Era negro y no tenía ni un solo rasguño y de éste sobresalía su larga y negra cabellera. También llevaba una chaqueta de cuero negro con detalles rojos a juego con la moto, junto con unos guantes que se moldeaban perfectamente a los finos dedos de la chica.

Suspiró intentando no perder los nervios. El atentado terrorista de esa mañana había hecho que se demorara demasiado en replantear su día. Esa vez había ocurrido en un parque tranquilo de una de las muchas zonas residenciales de la ciudad y se había cobrado la vida de dos hombres de negocios poco importantes. El autor era el grupo rebelde llamado Los Visionarios, los más extremistas de la banda terrorista conocida como Libertad Mutante, la cual pensaba que la raza humana era inferior y debía desaparecer con lentitud, sufrimiento y dolor, ocasionando atentados con la función de introducir el miedo entre los habitantes y aniquilar a las personas “normales” hasta que no sobreviviera ninguna.

Miró el reloj, todavía tenía diez minutos para llegar, pero la calle era un completo caos. No es que le apasionara la carrera que estaba estudiando, pero ya que se había decidido por ésa, le dedicaría suficiente tiempo para obtener el título. Sociología no era una carrera aburrida, pero hacía algún tiempo que ya tenía bien claro como era la sociedad donde vivía y había perdido toda esperanza que algo cambiara con los medios habituales regidos por la ley.

Apretó el acelerador cuando se puso en verde adelantando a los demás. Ganó más velocidad y giró a la derecha, encaminándose por una fuerte subida que indicaba la entrada hacia la zona llamada El Bosque Sabio, la parte más tranquila y verdosa del enorme campus universitario y dejando atrás, por fin, la zona céntrica de la ciudad. Desde el primer día le gustaron aquellos alrededores; explanadas verdes llenas de flores, bancos por doquier, todo tan bien cuidado… También había muchos árboles de gruesos troncos que ofrecían frescas sombras y miles de conversaciones secretas entre pájaros. Todo aquello era como un bosque dentro de la ciudad, una zona de ensueños, puesto que costaba imaginar que estuviera en medio mismo de Draria.

Forzó un poco más la moto, puesto que si no lo hacía, quizás no tendría tiempo de pasarse por su taquilla para dejar el casco, la mochila con todo el vestuario para la clase de esgrima y el florete. Tan absorta estaba con las prisas que no vio al motorista que iba justo por delante a menor velocidad. Frenó como pudo y lo esquivó cayéndose hacia su lado izquierdo. El motorista frenó también y miró hacia Duna, teniendo la sensación de que ni la gravedad ni cualquier otra constante física actuaba en ella ni en la moto, viéndolos moverse con suma lentitud. Pero quizá sólo fue una sensación pues los dos cayeron al suelo arrastrándose unos metros.

Duna apretó su dentadura cuando se obligó a anular sus poderes y hacer que todo pareciera lo más normal. A pesar de que intentó parar el golpe, sintió una punzada en el costado y oyó a la moto chirriar descontenta. Se quedó quieta, oyendo su respiración agitada y las quejas de su corazón desbocado ante el imprevisto. Tuvo ganas de llorar de rabia, la mañana estaba resultando un tanto infernal. Pero apretó los puños sentándose con lentitud, comprobando que estuviera intacta. Sus ojos de un profundo azul claro se clavaron en la sombra que se acercaba. Era el conductor de la otra moto, así que intentó levantarse como pudo para disculparse. Podría haber creado un accidente más grave por su falta de atención, así que se disculparía con él.

1 comentario:

Nicolas dijo...

Us he linkat al meu blog ^^

www.breusrelats.blogspot.com

spam? xD